Hay puentes grandes y pequeños, colgantes o flotantes, de madera, de acero o de piedra. Todos estos ejemplos ya los conocemos muy bien y usarlos es un asunto cotidiano. Un puente es una fuerte y consistente estructura y su función es, sin mayor pretensión, la de permitirnos cruzar un río o bien un vano de un lado a otro; sucede que recordamos lo importante que es un puente, sólo cuando él no está allí.
Es por esto que me gustaría presentarles un ejemplo de un puente peatonal muy poco común y que rompe con todos los esquemas e ideas que podemos tener en mente al momento de imaginarnos un puente cualquiera.
El puente sobre el canal Erasmus en Amsterdam pareciera ser un truco geométrico, fue diseñado por la oficina neerlandesa DP6 Architectuurstudio (Delft).
La forma asimétrica otorga al puente una identidad especial. La transición para los peatones y los ciclistas se ha construido con chapa de acero soldada con una capa de color gris claro que pretende relacionarse con el medio ambiente creando un reflejo en el agua con una imagen siempre cambiante.
El acero se dobló como un papel, de modo que el puente redujera su peso lo más posible. La estructura consta de tres apoyos, uno a cada extremo del río en tierra firme y un pilote de dimensiones bastante particulares en la mitad de la longitud de dicha estructura.
Este es un buen ejemplo de cómo lo construido, a pesar de tener una forma artificial, busca tener alguna relación con el medio ambiente en el cual se emplaza, en esta oportunidad se busca generar un dialogo con el agua y la naturaleza.