Dubai se ha vuelto famosa por sus rascacielos e islas artificiales. Se ha convertido también en un centro financiero de envergadura mundial gracias a sus grandes proyectos de urbanización y turismo. Por tanto, ha crecido de una manera impresionante en los últimos quince años para convertirse en una ciudad de clase mundial y una utopía global. Sin embargo, parece que las consecuencias ambientales y sociales de este crecimiento acelerado no han sido tomadas en cuenta.
Para darnos una idea de la velocidad de su crecimiento basta conocer algunos hechos:
- Dubai posee 25% de las grúas de construcción del mundo
- Su línea costera pronto será el desarrollo urbano más extenso del mundo
- En esta región se encuentran las más grandes islas artificiales del mundo. Ellas forman un centro turístico con 2000 villas, 40 hoteles del lujo, etc., en donde se podrá tener una población de 500,000 personas
- En Dubai se encuentra el hotel y edificio más alto del mundo, considerado el único siete estrellas y el más lujoso. También se encuentra el primer hotel bajo agua
- Dubailand será un parque de diversiones del doble del tamaño del Walt Disney World en Orlando, construido en 3 billones de pies cuadrados a un precio de 20 billones de dólares para satisfacer 200,000 visitantes diarios
- El mall más grande del mundo se terminó de construir en el 2008
- Su sistema de metro y aeropuerto serán los más grandes del mundo
- En Dubai podemos encontrar el ski resort bajo techo más grande del mundo en medio de una zona desértica y bastante caliente
Dubai en 1990.
Dubai, misma calle en 2003.
Dubai, misma calle en 2009.
Esta ciudad, dedicada a romper record Guinness, es una metrópoli vista como un mercado de consumismo en donde hay cantidades inmensas de especulación y flujo de dinero; una urbe llena de paisajes de exceso y por tanto insostenible desde un punto de vista ambiental.
La construcción de islas artificiales, por ejemplo, son una gran preocupación para la ecología marina. El trabajo de construcción ha dejado aguas lamosas en lugar de las cristalinas que existían en el área hace veinte años; varias especies peligran extinción, entre ellas los corales marinos; las playas se erosionan con el cambio de corrientes naturales; y la lista sigue, sin mencionar que el calentamiento global podrá cubrir estas islas en unos años si el mar sube su nivel como se ha previsto. Se presumen esfuerzos por aliviar estos daños monitoreando y rehabilitando el área, sin embargo, es dudoso que se examine el problema de una manera objetiva ya que el manejo de esta reserva marina, la segunda con más diversidad en el mundo, no esta a cargo de la municipalidad de Dubai sino de la desarrolladora Nakheel que construye las islas.
Desde un punto de vista humanitario, Dubai tampoco hace un buen papel. Los trabajadores, por ejemplo, son pagados conforme a su nacionalidad y sus condiciones de vivienda son deplorables, paradójicamente ya que ellos se dedican a construir viviendas de fantasía.
Por más impresionante que sea el desarrollo de esta ciudad, se debe reconocer que las consecuencias de este proceso son negativas. Dubai es una urbe donde hay más trabajadores de construcción que ciudadanos y sus condiciones de trabajo rayan en el esclavismo. Por tanto, se ha convertido en una sociedad jerárquica y totalitaria. Se ha convertido también en un lugar donde la velocidad de crecimiento es insostenible y donde talvez, los causantes del cambio climático sean los primeros en sufrirlo.
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